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miércoles, 22 de febrero de 2012

Trabajos sobre la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi

A partir del estudio de la ópera de Verdi los alumnos de 3º A realizaron trabajos de creación en distintos formatos basados en su argumento.
Los invito a disfrutar de algunos.

Trabajo de Daniel





Trabajo de Alejandro


Continuación inventada de la ópera de Rigoletto:

Gilda sigue enamorada del duque, pero Rigoletto quiere convencerla de que no merece la pena. Gilda mira en la casa de Sparafucile y reconoce al duque disfrazado que va pidiendo vino y proclamando que no su puede confiar en ninguna mujer, el duque corteja a Madalena, la hermana de Sparafucile, y Rigoletto señala a Sparafucile como el hombre que debe morir. Después Rigoletto le paga al asesino y le asegura que él mismo volverá a recoger el cadáver. Cuando Madalena comprende que su nuevo amor morirá, ruega por su vida. Sparafucile decide matar a la siguiente visita que entre en la casa. No habiéndolo oído, Gilda decide salvar al duque. Llama a la puerta y recibe una puñalada. Rigoletto se lleva el cadáver en un saco y oye la voz del duque. Aterrado, abre el saco y ve a Gilda. Ella rogó perdón y muere. La maldición contra Rigoletto se ha cumplido.
Esto es lo que pasa en la ópera pero voy a cambiar el final:
Rigoletto aconseja a su hija de que se olvidase para siempre del duque que la iba a crear malas consecuencias como no empezase a olvidarse de él y se buscase a un novio en condiciones, no a un hombre que parece un niño pequeño que solo le gusta estar con mujeres.
Pero la hija dejó de hacer caso a su padre y no hizo lo que él quería con lo cual Rigoletto tenía que pensar que hacer para que dejase de pensar en él, aunque sabía que le habían hecho una maldición.
Su padre era tan cariñoso y humilde que ocultaba siempre a su hija en casa para que ni la conociesen no se sabía ni que Rigoletto pudiera haber llegado a tener una hija.
Lo que pensó en hacer con el duque no fue pensar en matarle pero si que le afectase mucho lo que quisiese hacer.
Rigoletto pensó que si se quejaba a la iglesia de lo que estaba haciendo de violar a todas las mujeres y dejar a cada una con las que se enrollaba porque el era un duque y no podía dar ese ejemplo frente a su mandato, no hay ningún duque que sea tan malo como él.
Con lo cual Rigoletto se quejó de que esto no podía seguir así, pero el sacerdote le preguntó que si acaso tenía pruebas, Rigolleto tenía la de su hija pero no se la podía mostrar, con lo cual le dijo que le espiasen durante varios días al duque.
Fueron por la noche a palacio a ver si estaba con chicas y se dieron cuenta de que no solo estaba con una mujer, no, estaba con un montón de mujeres, con lo cual sólo necesitaban una prueba de que lo habían visto, pero el poder que tenía el sobre su mandato era muy grande, así que optaron por contarlo a todo el pueblo para que hiciesen algo para parar con este descontrol del duque.
La hija de Rigoletto y las demás mujeres con las que habían estado con él lo negaban, pero Rigoletto y el sacerdote tenía una prueba que seguro que diría la verdad.
Le preguntaron que si tenía alguna mujer, el respondió que no.
Después le preguntaron que si le gustaban entonces los hombres, con lo cual el respondió que sí le gustaban pero que se acostaba con mujeres sólo para ocultar de que le gustaban los hombres, con lo cual ya dijo que era verdad lo que decía Rigoletto.
Al final el duque se marchó de palacio y no se le volvió a ver nunca más y pasó a ser duque Rigoletto, pero se olvidó de una última cosa, la maldición que le echó, lo que pasó con esa maldición fue que su hija acabó de querer al padre y se marchó con el duque, su mujer murió por envejecer, y en unos días le informaron a Rigoletto de que su hija lo había matado el antiguo duque por no dejarle en paz y por lo que su padre hizo, ya había concluido las malas acciones de Sparafucile pero también su maldición.


Trabajo de Alejandro




Rigoletto tras ver a su hija manchada de sangre, envuelta en el
saco en el lugar en el que tendría que estar el Conde de Mantua,,
se da cuenta de que se ha cumplido la maldición que le echó el
Conde Monterone.
Lleno de dolor y de ira decide vengarse del asesino Saparafucile
y del Conde de Mantua, lanzándoles una maldición viendo que
el efecto que causaba era de venganza, lo que en ese momento
más ansiaba ¡¡VENDETA!! ¡¡VENDETA!! ¡¡VENDETA!! ¡¡VENDETA!!
¡¡VENDETA!!, gritaba Rigoletto lleno de furia y airado.
Piensa tramar un plan de venganza.
No pegó ojo en toda la noche ingeniando su plan hasta
encontrarlo y ¡¡EUREKA! Ya tenía su plan de venganza. Rigoletto,
sin dormir, con los ojos inyectados en sangre daba vueltas por la
casa repitiendo:
“Raptaré a la hija del asesino Saparafucile, Magdalena, y enviaré
una carta a cada uno de los dos bellacos que me amargaron la vida
llevándose a mi hija Gilda. Al asesino Saparafucile le diré:

Tengo a tu hija y le dije a ella que habías muerto y nunca
más volverás a verla y aunque lo haga no te reconocerá. ¡Tú,
Saparafucile, me robaste a mi hija, yo te haré lo mismo, quiero
que te pongas en mi pellejo para que veas como se siente uno al
perder lo que más quiere y para que veas como se sintieron todos
los familiares de las familias a los que tú mataste. Se vendrá a vivir
conmigo, como mi hija, puedes estar tranquilo la trataré bien, ella
no me hizo ningún mal, pero no volverás a verla. Yo desde aquí te
maldigo y te deseo lo peor.
Firmado: Rigoletto.

La carta dirigida al Conde de Mantua dirá:

Querido amo por tu culpa y por tu ansia de robar la virginidad a
bellas mujeres, entre ellas mi hija, y de seducirla y engañarlas
solo para satisfacer tus viles propósitos, te envió esta carta con la
intención de amargarte la vida como tu hiciste conmigo, ya que por
tu maldita culpa mataron a mi hija por ser un mujeriego, diciéndote
que la única mujer de la que tu te has enamorado, Magdalena,
no la volverás a ver nunca más y desde aquí te maldigo cada vez
que salgas a la calle para cortejar o seducir con tus encantos a
otra mujer la cara de tu querida Magdalena te vendrá a la cabeza
y no la olvidaras nunca y tampoco te olvidaras del daño que me
causaste después de estar años y años riéndote tus gracias aunque
no tuviera sentido reírse de la gente desafortunada como yo, ahora
entiendo el odio que tenían hacia a ti.
Firmado: Rigoletto.”

El Conde, al recibir la carta de Rigoletto, preocupado por la
maldición ejercida sobre él, sale rápidamente a la calle vistiendo
sus mejores galas intentando cortejar y seducir a la hija
del herrero, Estela. Esta tarea que anteriormente le habría
resultado “pan comido” ahora no lo conseguiría ni por mucho que
lo quisiera, al principio todo salio bien la canto para enamorarla
con halagos pero de repente la cara de su querida Magdalena le
viene a la cabeza y pegó tal brinco que casi toca las nubes con la
cabeza y gritó de tal manera que espantó a todas las palomas de
10 kilómetros a la redonda, corrió rápidamente a la fuente más
cercana dando numerosos empujones hasta llegar a ella, espantó
a los mendigos y a alguna nodrizas que estaban lavando las ropas
de sus amas, y se lavó la cara varias veces diciendo para sus
adentros :
”No es verdad, no puedes ser verdad, habré pasado mala noche,
quizás esté enfermo, es más anoche no cené, será ese el motivo,
esto es una alucinación, tonterías del jorobado Rigoletto “una
maldición” dice el ingenuo, ni que fuera un brujo o un mago, y se
rió de manera asustada intentando tranquilizarse (reir por no
llorar de la preocupación) hasta estar completamente mojado
como recién salido del río, miró de nuevo a la hija del herrero

Estela y se volvió a asustar de tal manera que se calló dentro de
la fuente, ya empezó a entender que quizás no eran paparruchas,
sino que tenia razón que le había maldecido de verdad. Salió de la
fuente y fue corriendo a su casa, cerró la puerta de un portazo,
se tumbó en el suelo gritando ¡¡POR QUÉ A MI!! ¡¡¿¿POR QUÉ??!!
¡¡¿¿POR QUÉ??!! ¡¡¿¿POR QUÉ??!!..... Y nunca más volvió a salir a
la calle.
Rigoletto dejó su trabajo de bufón del Conde y montó su propia
tienda de máscaras y disfraces con ayuda de su nueva hija que
era la que le ayudaba a tejer los vestidos.
A las pocas semanas por la calles corrió el rumor de que el Conde
de Mantua había muerto por falta de alimentos, otros decían
que se había vuelto loco, que se había dejado morir, no quería
vivir después de lo que había hecho a Rigoletto y de la maldición
ejercida sobre él. Rigoletto se entristeció mucho pero hizo
todo lo posible para que Magdalena no se enterase. Después de
la muerte del Conde de Matua, Rigoletto permitía a Magdalena
tener más libertad para salir, ya podía salir con sus amigas y dar
paseos a lugares diferentes a la iglesia.
Mientras tanto Rigoletto habló con todas las personas de las que
se burló pidiéndoles perdón, diciéndoles que él ya era un hombre
honrado, que había sufrido su pena y comenzó a hacer amigos.

Tras cinco años Magdalena se encontró con su padre por la calle
pero ella no le reconoció. Él le decía: hija, Magdalena, hija mía.
Y ella le respondió: lo siento, no le conozco, mi padre murió en
un asedio ya que era asesino y un hombre de poca fe y se dio
media vuelta para ir a rezar a la iglesia dejando a Saparafucile
tirado en el suelo llorando por lo que había hecho y de ese modo
Rigoletto también cumplió su maldición .

Pasó una primavera, otra, otra y otra y cuando la querida hija de
Rigoletto tenía 28 años le dijo a su padre:
Padre, ayer de vuelta con mis amigas de realizar mis oraciones
me encontré con el hijo del maestro, ese mozo tan guapo, ya
habíamos quedado varias veces y decidió que me invitaría a cenar
esta misma noche querría saber si tu…
Rigoletto, sin dejarla terminar la frase, la dijo: por supuesto, por
supuesto. Ella, llena de alegría, le besó y le dio las gracias. Tras
un año de estar saliendo Magdalena repetidas veces con el buen
mozo Giuseppe, le pidió matrimonio y el padre le dio la mano de su
hija, se casaron y fueron felices con tres hijos.
Un día de invierno muy frío Magdalena fue a ver a su padre con
su familia rápidamente ya que su padre se estaba muriendo
debido a la edad, antes de morir Rigoletto dijo unas palabras :
Querida Magdalena te regalo este obsequio para que me lleves
contigo siempre, te quiero.
Ella llorando con una lágrima deslizándose por su mejilla derecha
le abrazó, le dio un beso y le dijo: yo también te quiero PAPA,
y recogió su obsequio que resultó ser la joya que llevaba en la
mano Gilda cuando estaba en el saco ensangrentada que Rigoletto
la arrancó con tristeza de su fría mano a la vez que se lamentaba.


Trabajo de Adrián



Rigoletto tras ver a su hija envuelta en la lona depositada en la
barca, ensangrentada cogió en la mano la joya que había utilizado
el Duque para cortejarla y juró por los dioses que se vengaría de
ellos.
Lleno de ira hacia el asesino Sparafucile que le había traicionado
matando a la persona que mas quería y hacia el Duque de Mantua
por haber violado a su hija y a muchas otras mujeres.
A partir de ahora Rigoletto no se reiría de sus gracias y
desprecios a otras mujeres sino que se vengaría de ellos dos…
Pero lo que Rigoletto no sabía era como hacerlo, pasó varias
noches en vela ideando un plan hasta que… “¡YA LO TENGO!” dijo
Rigoletto.
Su maravilloso plan era engañar a los dos hombres que le habían
arruinado la vida matando a su hija, sentía un dolor inhumano y
unas ganas de venganza que no le dejaban pensar con claridad.
Rigoletto fingió seguir teniendo lealtad al Duque y riéndose de
sus gracias, necesitaba que el Duque no sospechara nada de su
maléfico plan.
Cada vez que Rigoletto veía cómo el Duque no aprendía la lección
y engañaba a una mujer tras otra, se le iba acumulando más ira,
pero apretaba la mandíbula, cerraba los puños con gran fuerza
hasta que conseguía dejar de pensar en su hija y el dolor que le
había causado a ella como a otras muchas mujeres. Hasta que un
día tras ver que una de las jóvenes a las que el duque violaba, la
hija del posadero, se suicidaba tras ver al Duque con otra mujer,
pensó Rigoletto que era la hora de llevar a cabo su plan.
A la mañana siguiente Rigoletto se despertó antes para ir a la
mansión del Duque, donde le hizo el desayuno como todas las
mañanas, una vez terminada esa tarea tomó un trozo de papel
y escribió una carta dirigida al Duque haciéndose pasar por el
asesino Sparafucile dictándole su sentencia:

Para mi querido “ amigo” el Duque de Mantua

Querido Duque de Mantua:
Al ver el poco afecto que le tienes a las mujeres, una de ella
mi hermana Maddalena , seguro que no la recordarás ya que
solamente la utilizaste, pero ella te recuerda muy bien y sufre cada
vez que te ve por la plaza con tu carruaje de lujosos tapices y tus
ruedas de oro, cada día con una mujer distinta.
La veo llorar por los rincones y yendo a la plaza para evitar verte.
Así que me gustaría reunirme contigo el sábado al caer la luna para
darte tu merecido y si no vienes iré en persona a tu mansión y te
acuchillaré las entrañas, vendiéndolas al posadero como si fuese
carne de cordero.

Firmado: Sparafucile.


Rigoletto la metió en un sobre y se la llevó junto con el desayuno
fingiendo no saber qué ponía en el interior.

La leyó y saltó de un brinco de la cama gritando.
- ¡RIGOLETTO, RIGOLETTO VEN CORRIENDO!- dijo el Duque
- ¿Qué te sucede querido Duque?- Rigoletto acudió.
- ¡Acabo de recibir una carta de un asesino a sueldo que me
amenaza de muerte!- decía el Duque tembloroso y nervioso en un
rincón de la habitación
- Tranquilo, tranquilo seguro que habrá sido alguna chiquillada de
algunos niños, como no le tienen mucho aprecio…- dijo Rigoletto
con retintín.
- No, ha dejado su huella ensangrentada – gritaba el Duque
- A ver, déjeme ver. – Tras unos minutos le volvió a decir- Bueno
relájese señor, lo que debe hacer usted es matarle antes de que
él lo haga con usted
- ¡¡Muy buena idea Rigoletto!!

Al día siguiente Rigoletto fue a la posada de Sparafucile, antes
de entrar se fijó en un banco donde se encontraba la hermana de
Sparafucile , Magdalena llorando, sintió un amargo pensamiento
que le recordaba a su hija, pero siguió sin detenerse.
Una vez dentro dijo:
- ¿Dónde esta Sparafucile?
- Aquí – respondió
- Tranquilo no voy a hacerte daño, por lo de mi hija Gilda,
ya veo que hizo lo mismo con tu hermana, pero tengo la
solución, al yo ser su bufón personal se que ira a dar su
paseo solo el sábado al caer la luna y será tu oportunidad
para vengarte
- Gracias por la información, lo estaba deseando.

El sábado por la mañana Rigoletto se despertó y fue a la mansión
del Duque y cuando el Duque se terminó el desayuno hablaron

- Buenos días Duque, le traigo unos papeles que sería
conveniente que firmara.

- ¿Qué son Rigoletto? – decía el Duque limpiando y
engrasando sus armas de fuego que iba a llevar al duelo
- Son los documentos de la herencia, al no dejar usted
descendencia creo que si por algún casual esta noche usted
tuviera un percance, el mas conveniente para remplazar su
puesto sería yo.
- Tienes razón Rigoletto los firmaré encantado- decía a la
vez que empuñaba su arma diciendo - ¿Crees Rigoletto que
con esto le daré bien?
- Por supuesto señor Duque con su maravillosa puntería
y valentía no fallará. – decía mientras se reía
disimuladamente.
Llegó la noche y en el puente donde Rigoletto les había hecho
cruzar su destino se encontraron los dos a la vez, igual de
sorprendidos los dos sacaron sus armas y dispararon a la vez.
Ninguno falló.
A la mañana siguiente Rigoletto anunció su nuevo cargo social de
Duque ofreciendo cobijo a Maddalena, por haberse quedado sola.
Una vez allí por la noche, lleno de lujos y todo lo que un hombre
podía desear empezó a sentir algo que nunca había sentido, era
el deseo carnal de una mujer que no fuese su esposa, y al tener
a Maddalena en casa la cogió y la sedujo como hacía el anterior
Duque y finalmente la violó.
Una vez terminó pensaba .” pero… pero… ¿ Qué, qué he hecho?
Esto es la maldición del Duque! NOOO!!!!.”
Para no sentirse solo decidió contratar un bufón que le hiciera
reír. La hija del bufón hija era muy hermosa e ingenua. A la salida
de la iglesia el Duque la sedujo y la entregó la misma joya que
arrebató de la mano de su hija en su lecho de muerte.
Comienza de nuevo la Maldición.



Trabajo de Elena





Trabajo de Álvaro






óPera rigoletto
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Trabajo de Marta





Trabajo de Carlota



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