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sábado, 1 de octubre de 2011

Organología. Trabajos de alumnos del Beata Filipina




Hemos visto que un cordófono necesita tener cuerdas en tensión.
Para eso es necesaria una buena fijación y al mismo tiempo un sistema que nos permita variar la tensión, enroscándolas.
Los extremos de las cuerdas, pues, deberán estar fijados en sitios que no sean susceptibles de quebrarse o doblarse.
Otro punto a tener en consideración es que deben tener una caja de resonancia. De lo contrario, el sonido será demasiado débil.
Veamos algunos trabajos realizados por los alumnos del colegio.




Monocordio construido por Jesús.

Este instrumento fue realizado por Alejandra.






Kithara realizada por Adrián.





Guitarra construida por María. 
 





Cristina construyó esta kithara.






Sergio es el luthier de esta lira.







María hizo este cuatro.









Este laúd cuya caja de resonancia es de coco es de Mónica.







Laura construyó este magnífico salterio.














Bruno es el luthier de este cuatro.










Cristina realizó esta guitarra.








Irene hizo este rabel.






Alberto hizo este magnífico laúd.















Daniel nos trajo a tiempos contemporáneos con esta guitarra.







El arpa que vemos a continuación es un exquisito trabajo de Paula.


Detalle del arpa:

Organología. Cordófonos pulsados

Abordaremos ahora los instrumentos de cuerda pulsada.

Empezaremos por tomar contacto con algunos de los menos conocidos.

Ya Pitágoras relacionaba el universo con los sonidos. Pensaba que las distancias que separan los astros también guardaban una proporción matemática y sonora.
Pitágoras estudió en un monocordio la relación que existe entre los sonidos y la longitud vibrante de la cuerda.
Encontramos monocordios en épocas posteriores.

En la India existe un monocordio pulsado que varía la afinación según se presionen los lados de una caña partida en dos cuyo extremo sostiene la cuerda: el gopichand.
En el otro extremo una pequeña calabaza hace de resonador. La base está cubierta por un parche de cuero y la cuerda se ata en el centro.



En los comienzos del blues, en los barrios pobres, la gente se servía de los elementos a su alcance para hacer música.
El gut bucket bass usaba un cubo de metal de los que les servían para limpiar los intestinos de los cerdos cuando hacían embutidos. Una cuerda de alambre se insertaba en el fondo del cubo, y se ataba a un palo. Esto era todo lo que necesitaban. La cuerda se tensaba cambiando la posición del palo y se la tañía.


Escuchémoslo.


Los instrumentos orientales no gozan de gran difusión en nuestra cultura, así que dejémonos deslumbrar en un breve paseo.

Empecemos por China.
El guqin chino, pronunciado guchin.


Una variante es el koto japonés, que se pulsa con la mano derecha, con tres plectros en los dedos pulgar, medio e índice.



Volvamos a China y conozcamos la pipa.
Tiene 4 cuerdas y se toca con los dedos o con un plectro.

Escuchemos cómo suena.



Aventurémonos a África ahora.

Te presento el nyatiti de Kenia. Es, claro, una lira.


Escúchalo ahora acompañando la canción Kothbiro, del exquisito Ayub Ogada.


Veamos otro instrumento africano, la kora.



Vámonos ahora a tiempos remotos.
Los instrumentos cordófonos pulsados más antiguos que nos ha legado la historia son las arpas.
En el Museo Británico se conserva el arpa sumeria de Ur, de más de 5000 años.



En la antigua Grecia había dos instrumentos de cuerda muy usuales: la lyra y la kithara.
La lyra acompañaba los recitados poéticos, de ahí el término "lírica", y estaba ligada a los peanes, himnos en homenaje a Apolo.
Veamos una imagen de la kithara, de donde provienen las palabras cítara y guitarra:


Pero no todos los cordófonos pulsados tienen este aspecto.
¿Sabes que hay cordófonos de teclado en que las cuerdas son pulsadas?
El clavecín es un instrumento surgido en el renacimiento, con un mecanismo que hace que al pulsar una tecla una varilla se eleve y una púa hecha de pluma pellizque la cuerda.
Mira el mecanismo en acción: