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jueves, 29 de septiembre de 2011

Organología. Aerófonos

Organología... Veremos qué se esconde detrás de esta palabra "difícil".
Pues no es ni más ni menos que el estudio de los instrumentos.
Aproximémonos, pues, a la organología de algunos de los instrumentos menos conocidos.
Nos ayudará, para ir desde lo general a lo particular, organizándolos en conjuntos.


Los instrumentos suelen clasificarse según el modo en que el sonido se produzca.
El lexema fono significa sonido. Así, los instrumentos en que la cuerda entra en vibración se denominan cordófonos; aquellos en que el aire es perturbado y vibra generando ondas audibles son los aerófonos. Dentro de los instrumentos golpeados, de percusión, tenemos los idiófonos, en que lo que vibra es el cuerpo mismo del instrumento, y los membranófonos, con membrana.
En cuanto a las etimologías, la que puede parecernos críptica es la de los idiófonos. Idios proviene del griego y significa propio, especial. Pensemos en idioma o idiosincrasia, que comparten la raíz.

Sin embargo, esta clasificación se queda corta ante la variedad de modos de producción sonora.
Veamos algunos ejemplos poco corrientes o algunos instrumentos en los que no hayamos detenido nuestra atención.

Para empezar, vamos a ver instrumentos de viento metal.
Son aquellos en que vibran los labios. No poseen lengüetas ni bisel que corte la columna de aire. Son antiquísimos, y los primeros eran simples cuernos que se usaban para hacer señales a distancia. Luego, fueron usados en las batallas, justamente para poder ser oídos a pesar del estruendo de los cascos de los caballos, armaduras, gritos, el entrechoque del metal de escudos y armas.
La Bilbia cita el toque de trompetas en varios pasajes.

Encontramos en este grupo instrumentos construidos con diferentes materiales.
En Australia existe uno que está hecho de eucalipto horadado o bambú: el didgeridoo.
Vemos cómo suena.



Otro aerófono de metal que aparece con frecuencia en las películas ambientadas en el antiguo imperio romano (minuto 34 de Quo vadis?) es el cornu.



En cuanto a los aerófonos de madera, estos pueden tener una o dos lengüetas o bisel.
Hay instrumentos cuya lengüetas están dentro de una cápsula con aire. Esta puede ser de piel, madera o sintéticos. Ya los romanos tenían una especie cuya cápsula estaba hecha con vejiga:


En el Medioevo, otros aerófonos tenían las lengüetas encapsuladas, como la cornamusa. Veamos una imagen perteneciente a las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio:



En el Renacimiento, aparecieron variantes más sofisticadas, como el cromorno, cuya cápsula era de madera:


Ahora veamos instrumentos corrientes.
Quizá no te lo hayas planteado antes... ¿Sabes por qué suena una armónica?
Pues la armónica es un aerófono de lengüeta. ¿Lo sabías?
Veamos cómo es su interior para comprenderlo.


Hay arpas de boca, también llamadas birimbaos, guimbardas, scacciapensieri, arpas judías o de mandíbula, cuyo mecanismo es similar, pero se trata de una lengüeta sola, libre, que entra en vibración ayudada de un pequeño golpe dado en uno de los extremos del instrumento.
Las hay de metal y de madera, y de formas variadas.





En cuanto a los instrumentos de doble lengüeta, uno de los más conocidos es el aulós griego. Podía ser simple o doble y se tocaba en los ditirambos, himnos en homenaje a Dioniso.
No es raro encontrarnos con su representación gráfica en vasijas.



En el Medioevo tendremos chirimías, más parecidas al oboe actual. Veámosla apreciando de nuevo la belleza de las ilustraciones de las Cantigas de Santa María.

En cuanto a las lengüetas simples, hay algunos ejemplares de los indígenas del norte argentino que se llaman erke y erkencho (de menor tamaño) cuya lengüeta está tallada en la misma madera del tubo.
Te lo presento.
Del mismo modo, en Italia tocan aún un instrumento medieval, las launeddas, construido siguiendo la misma técnica.
Veamos la representación presente en las Cantigas de Santa María:



Y, si quieres verlas actualmente "en acción", aquí puedes apreciarlas:


De esta misma clase de instrumento con lengüeta simple tallada en la caña del instrumento es el pungi de la India, pero el segmento que contiene la lengüeta está dentro de la cápsula hecha de calabaza.



Bueno, ya es suficiente con las lengüetas.
Nos falta hablar de las flautas.

Toda flauta tiene bisel, un filo oblicuo que corta una columna de aire. Un silbato, por lo tanto, contiene la esencia de la flauta. Pensemos que, en aquellas flautas de pico que permiten desarmarse, la parte superior sin el cuerpo del instrumento suena como un silbato, ¿verdad?

Volviendo a los griegos, ellos atribuyeron al dios Pan la invención de esta flauta que se encuentra en casi todas las culturas, con diferentes nombres.
El mito de Pan y la ninfa Siringa explica cómo se le ocurrió al dios hacerse con una caña y trocearla en partes de longitudes escalonadas. Es una historia de amor, eufemísticamente hablando. Pan quedó prendado de Siringa y la persiguió hasta casi darle alcance. Ella solicitó ayuda y pudo metamorfosearse en una caña, con tanta mala suerte que Pan la cortó e hizo el instrumento con el que ejecutaba melodías y consolaba su pena de amor.
En América se la conoce como siku o zampoña.

He aquí la flauta:

Hasta el Clasicismo las flautas solían ser de madera. Tanto si se tocaban verticalmente como de través.
Veamos una travesera barroca de madera.


Y como curiosidad, para amenizar un poco... ¿sabías que en ciertas culturas lo usual es tocar la flauta con la nariz?
Mira este ejemplo y disfruta.




Y tenemos, para terminar, otro tipo de aerófonos en los que el elemento que vibra es una membrana.
Sí, como lees.
Los más corrientes son los kazoos o mirlitones.
Hay algunos, llamados bocinas, hechos con dos tubos de PVC y globo, que usan en los estadios los forofos. También son aerófonos de membrana.

En este video te enseñan a hacer uno con caña y piel de cebolla, aunque vale un papel de fumar o de seda.





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