Hoy veremos un recurso que podría parecernos curioso, pero que existe, con ligeras diferencias, tanto en literatura como en música.
Su objetivo es el de agilizar y facilitar la fluidez de la lectura, tanto literaria como musical.
Si miras con detenimiento las páginas de este libro, verás en el margen inferior derecho de la página izquierda la palabra THE, suelta y sin aparente relación con el texto.
Fíjate que lo mismo pasa en la página derecha, en que aparece, si bien algo cegada, la palabra Again.
¿Cuál era el sentido de estas palabras?
Pues anticipar el texto venidero mientras volteamos la hoja o mientras que nuestros ojos recorren la distancia que los sitúe en la página siguiente. Es decir, no se debían pronunciar dos veces: solo es una ayuda para acortar la pausa que naturalmente se produce en la lectura.
Esto se llama reclamo.
La RAE da como una de las acepciones de la palabra reclamo la siguiente explicación: "Palabra o sílaba que solía ponerse en lo impreso, al fin de cada plana, y era la misma con que había de empezar la plana siguiente."
El reclamo es, pues, la sílaba o palabra que se colocaba en la parte inferior derecha de la página para indicar cómo empezaba la página siguiente, y con esto facilitar la fluidez de la lectura en voz alta. Al parecer se usaron reclamos hasta el siglo XIX.
Veamos ahora qué encontramos en la música.
En los libros gregorianos escritos sobre el tetragama en notación cuadrada, nos encontraremos también con pequeñas notas, algo deformadas, al finalizar cada línea.
Tampoco estas notas debían leerse, tocarse o cantarse dos veces. La primera es solo un anticipo de lo que vendrá.
En el caso de las partituras, sin embargo, no solo aparece al finalizar cada página -como sucede con los reclamos- sino que se escribía al término de cada línea del tetragrama, y se llamaba guion.
Podemos ver ejemplos de estos signos en cada partitura de ese periodo.
¿Has podido identificarlos? Mira detenidamente.
Verás aquí, en rojo, el guion de una línea anticipando la nota con la que comienza la línea inferior, ambos redondeados en rojo.
Encontramos en el Renacimiento guiones en la obra del flamenco Arcadelt.
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