Sí, esta entrada versará sobre la música y los cantos de las aves, pero me permitirán una digresión.
Y es que esta mañana, en uno de los segundos cursos, ocurrió que la lluvia se les había pegado a la suela de los zapatos. Frotando la planta del pie contra las baldosas, surgían unos gorgeos espléndidos en esta fría y lluviosa mañana otoñal.
El chirrido me distraía del tema que estaba explicando. Si no puedes con ellos, únete a ellos, dice la máxima. Pues así hice: pedí a todos que se sumaran con sus zapatillas. He aquí el mágico resultado:
Ahora sí, comenzaremos este paseo emplumado con una dulcísima descripción medieval de la alondra, compuesta por el trovador Bernart de Ventadorn:
También del siglo XIII es este canon inglés anónimo sobre el cucú:
Su texto, algo más prosaico, dice aproximadamente:
El verano ha llegado/¡canta en voz alta, cucú!/las semillas crecen y los prados florecen/y los bosques brotan nuevamente.
¡Canta, cucú!/La oveja bala después del cordero/la vaca baja tras el ternero/el toro salta, el macho se pedea.
¡No te quedes callado ahora, jamás!
Continuaremos ya en la Edad Moderna con el irreverente villancico de un compositor renacentista español: Juan del Encina.
Pájaros barrocos:
Pintura de los pájaros de Georg F. Händel, en su ópera Rinaldo, primer acto, escena 6ta. Almirena (enamorada de Rinaldo):
Augelletti, che cantate, /Zeffiretti che spirate /Aure dolci intorno a me, / Il mio ben dite dov'è!
Augelletti ...
Adorato mio sposo, / Vieni a bear quest'alma!
El ruiseñor inglés, de Jacob van Eyck:
Pero, lejos de ser las aves una excusa para ser referidas sólo con pinceladas, tenemos una ópera llamada Los pájaros, estrenada en 1920, hace un siglo exactamente, del alemán Walter Braunfels:
No hay comentarios:
Publicar un comentario