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domingo, 27 de mayo de 2012

El anti-arte del desencanto: el Dadaísmo

Así como vimos en el Manifiesto Futurista de Marinelli una exaltación de la guerra, el movimiento Dadá -surgido en Suiza durante la primera guerra mundial, en 1916- abjuró de ella y del horror que causa.
Una humanidad abyecta, una civilización que usa los avances tecnológicos para destruirse no amerita ser tomada en serio, no debe ser escuchada, no debe dialogarse con quien es incapaz de aprender a vivir en paz.
Se produjo, pues, el cuestionamiento de la finalidad de los avances tecnológicos que tanto habían entusiasmado poco antes, y los artistas se instalaron en el nihilismo más absoluto.
¿Cómo querer presentar a esa sociedad suicida algo "bello"? No era eso lo que quedaba dentro de los artistas luego de vivir la masacre. No deseaban pintar paisajes bonitos en medio de tanta destrucción, de tanta voluntariamente buscada aniquilación.
La corriente Dadá fue un grito, una protesta desde lo antiestético, desde lo irracional. El mismo nombre de este movimiento es algo así como una tomadura de pelo. Lo absurdo y lo casual eran los objetivos.

El rumano Tristan Tzara es el autor del libro llamado "Siete manifiestos Dadá", en las que expone frases como "nosotros escupimos sobre la humanidad (...) existe una gran obra negativa de destrucción que debe llevarse a cabo. Debemos barrer y limpiar." Y acaba con una página completa con una sola palabra repetida hasta la saciedad: "aúlla".

En épocas posteriores se verán coletazos de este pensamiento: en los 60 se decía que no se podía creer en nadie que hubiera cumplido los 30 años. Fue la época del teatro del absurdo.
El surrealismo de los años 20 abrevará en los mismos postulados filosóficos, aunque dando sitio a la producción del inconsciente (unos años antes Freud había puesto en el tapete el poder de lo irracional en nuestros actos, sueños, deseos...).
¿Y no es, ya que uno de los supuestos del Dadaísmo es lo casual, una intersección con la música aleatoria? ¿Dónde están los límites entre una y otra? Ciertamente, en algunas obras la clasificación es dudosa.
Veamos como ejemplo la obra de John Cage, 4' 33", de 1962.






Dadaísta fue Marcel Duchamp y su "Fontaine".






Y un homenaje de Cage a Duchamp:


 

¿Y no es dadá "Merde de artista", de Piero Manzoni, de 1961?




Estos videos ilustran el movimiento. Veámoslos.




Aquí un documental muy completo sobre el dadaísmo:




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