Inesperada, como debe ser toda sorpresa que se precie.
Y en una de esas contadas ocasiones, resulta que la profe recibe un trabajo excelso, hecho con mimo, con creatividad, con inteligencia.
Y entonces una se pone orgullosa de lo que ha despertado, y orgullosa de que entre los ojos atentos que nos miran desde sus pupitres y entre los oídos ávidos que atrapan las volátiles palabras nuestra humilde semilla caiga y dé sus mejores frutos.
Un fruto que justifica las largas horas que pasan los alumnos sentados accediendo a la convención de prestarnos atención a estos adultos erigidos en profesores que exigen olvidar sus circunstancias personales, salirse de sí mismos y recorrer un camino hacia otras ideas, otras estéticas, otros mundos.
Y, cada tanto, un pequeño milagro nos es devuelto brillante y esperanzador.
He aquí el trabajo de Carla, alumna de segundo curso de la E.S.O. y de quien declaro ser orgullosa profesora.
Apoyo para el ejercicio de análisis con letra propia sobre la melodía A:
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