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miércoles, 18 de marzo de 2020

Música en tiempo de receso: la misa, repaso. (I)

Para continuar con el estudio de la misa como género musical, vamos a hacer un repaso de algunos conceptos.

Las melodías litúrgicas de la iglesia tienen algunos textos en verso y otros en prosa, como los salmos.
Los salmos son cantos de loa a Dios, que se comparten con la otra gran religión monoteísta que dio ciertas bases al cristianismo en sus orígenes: la religión judía.
Estos salmos se encuentran en el Antiguo Testamento, están recogidos en un Salmerio y son 150 los aceptados.
Un salmo está formado por versículos, que comparten la misma música.
En cuanto a la forma de ejecución, puede tener una respuesta de la grey o de un coro al final: en este caso se dice que son responsoriales, o se les llama Responsorios. Canta un solista, y al final de cada versículo se le suma el coro repitiendo un estribillo.
También pueden cantarse alternando dos coros, que cantan cada uno un versículo y luego se juntan en el estribillo. A esto se le llama Antífona.

Escuchemos uno de ellos:



A partir del siglo III la misa se cantó enteramente en latín, con algún texto en griego, como ser el Kyrie eleison. El sacerdote solía estar de espaldas a la grey.



Recordarás que la primera misa en la que todos los números del ordinario formaron un todo fue la misa de Notredame, de Guillaume de Machaut del bajo medioevo.
Podrás escuchar en el siguiente video un pasaje en estilo antifonal.



Aquí escucharás un coro alternando versículos con un solista, en estilo responsorial. 

 

Y ahora veremos otro: el gradual Viderunt omnis 




El tracto es uno de los más antiguos pasajes de la liturgia, de la Cuaresma, situado luego de la segunda lectura bíblica.
Sus melodías son sencillas y reiterativas. Escuchemos uno:



Se cantaba monódicamente. Gradualmente fue reemplazándose por el Aleluya. Sin embargo, en la misa de la vigilia pascual luego del Aleluya sigue un tracto Laudate Dominum.

Es muy conocido, y ya vamos entrando en tema, el Laudate Dominum (tracto) de Mozart.
Escuchémoslo:



Para terminar esta primera parte, recordemos que la misa está dividida en dos secciones, la del Propio y la del Ordinario.
Son números del ordinario el Kyrie eleison, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei.
Los números del propio cambian según la época del año y la ocasión. Entre sus números tenemos: introito, colecta, epístola, aleluia, gradual, tracto, secuencia (aquí entraría el dies irae que veremos a continuación), evangelio, ofertorio, secreta y comunión.

En este repaso hemos hecho un salto hasta el Clasicismo porque es el período que estudiaremos en estos días, sin embargo, conviene tener presente las misas con las que ya hemos tenido contacto: de la Baja Edad Media, la de Notredame, de Guillaume de Machaut.
En el Renacimiento escuchamos parte del Officium Defunctorum, de Tomás Luis de Victoria.
Esta misa de difuntos la compuso para el funeral de su amiga la emperatriz María, ¿recuerdas?, la hija de Carlos I.

Pues vamos a volver a las misas de requiem, o de descanso, o de difuntos nuevamente, pero ahora en manos de un compositor clásico: Wolfgang Amadeus Mozart.
Esta misa quedó inconclusa ya que el autor fue inoportunamente interrumpido por la muerte.
Vamos a estudiar algunos de sus números en profundidad, pero eso será en la entrada siguiente.


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