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lunes, 23 de marzo de 2020

La sinestesia y el color en el sonido: cosa de rusos y ucranianos.

Relacionados con los poetas simbolistas franceses encontramos un grupo de músicos y pintores con tendencias místicas que decían estar un escalón más alto que los demás mortales en la escala evolutiva.
Eran capaces de ver sonidos coloreados. Cuando escuchaban música, veían sus colores.


Uno de ellos fue Alexander Scriabin, quien creó además un acorde místico.
Vamos a escuchar su poema sinfónico Prométhée, le poème du feu (1910)

Esta pieza debía ejecutarse con un órgano de colores, instrumento que debía proyectar luces coloreadas correspondientes a cada nota que producía.




Tanto Scriabin como Vassily Kandinsky se acercaron a la teosofía, que sostenía que la capacidad de la sinestesia enmarcaba al que la padecía -o gozaba- dentro de los seres humanos con un estadío evolutivo superior.

De este pintor ruso, gran amigo de Schönberg -y violoncellista y pianista-, veremos una obra producto de la sinestesia que combinaba danza, música y color: El sonido amarillo (1909).





En 1922 el ucraniano Vladimir Baranoff Rossiné, pintor, creó el teclado ortofónico, que no emitía sonidos sino colores y formas.





En el Museo Thyssen de Madrid podemos conocer una obra pictórica de este polifacético artista:




Y ahora veamos su teclado:









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